20/10/09

Corazón Violeta


El amor es algo increíble, algo difícil de explicar. ¿Se puede querer a alguien sin conocerlo? La discusión es siempre la misma. No lo querés, ni siquiera lo conocés. La viste tres veces en tu vida. No existe.
Pero, mi queridos amigos, si existe. Se puede querer sin conocer. Es una especie de amor raro. No está basado en cosas lógicas, surge del aire y ahí se mantiene. Es querer tanto a alguien que el corazón se te estruja. Sonreír por escuchar un nombre, algo que te haga acordar. Y no hablo de esa sonrisa dibujada, ni siquiera hace falta mover los labios de lugar. Hablo de esa sonrisa que se forma adentro, en el pecho. Cuando se quiere, la cara deja de ser la encargada de reír y le pasa el trabajo al alma.
A veces es difícil entender, aun estando adentro, el tamaño amor que se puede tener por alguien. Estar dispuesto a darlo todo por esa personita. Pensar en su bienestar más allá del propio. No importa cuánto uno quiera ignorarlo. El corazón tiene una habilidad enorme para hacerse sentir. Al fin de cuenta, es él el que nos mantiene vivos, tiene derecho a llamar la atención. Y cuando lo hace es imposible callarlo. Cuando se toma conciencia de ese amor que existe, nada ni nadie lo saca.
Ese tipo de amor yo lo siento por una personita muy pequeña, que no hace ni dos años que conozco. Que no hace ni dos años que existe. Es chiquita, se sonríe y la vida cambia. No hay con qué darle. Hasta la tristeza más inmensa del mundo pasa de largo al lado de ella. De estar en el lugar más oscuro del planeta, no se necesitaría ni linterna: sus ojos todo lo iluminan. Sus pequeñas muestras de cariño, de felicidad, de tristeza, todo se hace gigante. Porque es ella, una enana chiquitita, la que nos muestra el camino. Gracias a Viole mi mundo gira. Y, desde que ella existe, mi corazón sigue latiendo

1 comentario:

  1. Sos un amor Mer!!!! (valga la redundancia). Te mando un beso grande. Espero verte pronto

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